martes, 8 de junio de 2010

SOCIEDAD DE CONSUMO E IDENTIDAD GAY



Hey Hola:
Levantarse temprano a valido la pena, ya terminé mi ensayo final de la clase de "Aproximaciones a las sociedades contemporáneas" Te comparto la introducción del ensayo.
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SOCIEDAD DE CONSUMO E IDENTIDAD GAY.
La dinámica del consumo ha logrado profundizarse con fuerza en todas las sociedades del capitalismo industrial. El consumismo se ha introducido en todas las formas de relaciones sociales que existen. Nunca a lo largo de la historia del capitalismo había existido una era donde las contradicciones del sistema y la reproducción del mismo en todas las relaciones sociales fueran tan evidentes.

El éxito de la sociedad del consumo radica en la fetichización de los productos que se venden en el mercado y en la construcción del “Ser es tener”. Más aún, la sociedad del consumo pone al alcance de todo el que pueda pagar, un mundo sin restricciones, hecho a la medida de lo que espera el poseedor del papel moneda.

La sociedad del consumo pese a que ha echado raíces en toda la sociedad ha logrado profundizar más esas raíces de influencia en sectores poblacionales específicos. La sociedad del consumo está mas presente en unos grupos que en otros.

El propósito de este ensayo es demostrar como la dinámica del consumo ha logrado insertarse más en la población homosexual masculina que en el resto de los grupos identitarios que actualmente existen en las sociedades capitalistas del occidente.

Pese a que las prácticas sexuales entre hombres han estado presentes en la historia de la humanidad desde siempre, la identidad homosexual es reciente y francamente joven. Es hasta bien entrado el siglo XIX cuando hombres que tienen relaciones con hombres se agrupan, inician la consolidación de una comunidad donde construyen puntos que los identifican y los diferencian del resto de los grupos sociales y finalmente avanzan en la construcción de espacios y agendas propias que devienen en su visibilización ante el resto de la sociedad.

Para poder entender como es que la comunidad homosexual masculina se inserta con mayor rapidez en la dinámica del consumo valdrá la pena hacer un análisis histórico de esta, que puede mencionarse de una manera muy general de la siguiente forma: La comunidad homosexual masculina se enfrenta en el siglo XIX cuando comienza a visibilizarse ante el resto de la sociedad a una muy particular opresión de todo el aparato institucional, encargado de reproducir la carga ideológica de la clase dominante, es decir de la burguesía.

Sin embargo, la profundización de la nueva dinámica del consumo a principios del siglo XX trastocará todas las relaciones sociales, entre ellas incluidas las que tienen que ver con la sexualidad. La batalla entre burgueses “conservadores” que se oponen a la mercantilización del sexo en cualquiera de sus formas y los “liberales” que abogan por la mercantilización de todo aquello que pueda generar ganancias termina por darle el triunfo a estos últimos, los cuales se apresuran a generar un mercado gigantesco conocido como la industria del sexo. La “primera revolución sexual” que se da en la naciente sociedad del consumo del siglo XX y que no es otra cosa que la primera vez en la historia que se mercantiliza de manera masiva el deseo específicamente sexual, obliga a la sociedad entera a replantear la forma en que vive la sexualidad de una visión judeocristiana hacia una constante y cambiante manifestación de la sexualidad que avanza al ritmo de las nuevas modas del sexo que impone el mercado, el cual se aventura a enfrenar y derrotar hasta las costumbres puritanas mas arraigadas de la sociedad occidental desarrollando un mercado legal o ilegal entorno a la sexualidad femenina, la sexualidad infantil, la pornografía, las filias sexuales, el vouyerismo y la homosexualidad.

La revolución sexual en los hechos no representa la liberación sexual de nadie, sino que es más bien un periodo histórico impulsado por la dinámica del consumo que adquieren las sociedades posmodernas y permite la fetichización del deseo sexual, incluso aquel que choca con las normas sociales y las costumbres más arraigadas.

Esta mercantilización del deseo sexual encuentra su mayor resonancia en la comunidad homosexual masculina, la cual después de décadas de lucha por establecer espacios de convivencia seguros ve materializados dichos deseos. Sin embargo, la nueva constante de la poderosa industria del sexo es, que está hecha específicamente para generar ganancias, por lo que todo aquel que no pueda consumir los productos de la industria del sexo queda irremediablemente fuera de los placeres sin límites de esta. Los espacios de convivencia homosexual se materializan específicamente para vender la tolerancia y la libertad sexual de los individuos que pueden pagar las cuotas que se exigen para estar en dichos lugares. Esto nos lleva a una gran premisa: la libertad que otorga la revolución sexual se vende y la posee solo aquel que puede comprarla.

La venta de la tolerancia para la comunidad homosexual masculina resulta ser sin embargo, una mercancía de gran valor para muchos miembros de dicha comunidad, que ven alcanzada la libertad para ejercer su sexualidad aunque sea por un breve lapso con solo pagarla y conforme los espacios de convivencia homosexual prosperan también comienzan a generarse la producción de otras mercancías dirigidas solo al sector homosexual masculino perseguidor de libertad, pero también del deseo de formar parte de algo, una vez que tiene un historial de ser excluido.

Son razones del grupo concretas las que facilitan entender porqué el grupo identitario de homosexuales varones se enraíza mas en la dinámica del consumo; porque a diferencia de otros grupos sociales e identitarios el mercado del sexo juega con el sector homosexual masculino, vendiéndole su añorado deseo de poder ejercer la sexualidad libremente y sin represión además de que se le pone a disposición una amplia gama de otros bienes y servicios a los que puede acceder comprándolos. La clave se encuentra en que para pertenecer a la comunidad gay hay que comprar lo que el mercado dispone para ese sector poblacional específico.

Aunque parezca extraño, la comunidad gay, en efecto existe pero hoy ya no es el conjunto de ideas y deseos de hombres que tienen encuentros sexuales con otros hombres y que se asumen como homosexuales, sino más bien el conjunto de nuevos productos e ideas Que establece el mercado para los homosexuales y que estos toman como parte de una identidad. “soy Gay a partir de lo que consumo y no de lo que soy”.

Este ensayo está divido en 3 subtemas: En el primero haré un rápido y breve recuento histórico de cómo se construye la familia a lo largo de la historia haciendo principal énfasis en conectar la paulatina y cada vez mayor opresión de la mujer con la paulatina y cada vez mayor opresión de los encuentros sexuales entre personas del mismo sexo, en este caso, específicamente de varones. Con esta descripción histórica de la familia y la sexualidad pretendo demostrar que son cuestiones materiales las que condicionan las relaciones sociales y que cuando cambian dichas condiciones materiales en consecuencia también cambian las sociales.

Después de la descripción histórica de la sexualidad abordaré el proceso de transformación de la sociedad capitalista vinculando el nacimiento y desarrollo de la identidad homosexual masculina con la industrialización, la sociedad de productores y finalmente la implantación de la sociedad del consumo, intentando demostrar que el mayor desarrollo de la identidad homosexual masculina se da en el periodo en que la dinámica del consumo crea el mercado del sexo y posteriormente, el mercado rosa.

Finalmente, describiré como se desarrolla actualmente el mercado rosa con el fin de demostrar que en efecto, la comunidad gay es el sector poblacional mas fuertemente arraigado a la sociedad del consumo construyendo su identidad incluso a partir de las nuevas normas que dicta el mercado exclusivo para los homosexuales. Haciendo hincapié en que la mercantilización del deseo homosexual no ha significado el fin de la opresión social de este grupo especifico.

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