Soy un monje sin monasterio, sin sanga ni congregación. Un errante que en la oscuridad descubrió que no hay edificador. Soy el Brahman que comió en la casa del musulman y luego de perder su lugar se lamentó por seguir hambriento.
Soy muy viejo, he vivido 10 mil veces más que cualquier hombre o mujer (entiéndase la metáfora). Soy el indicado para decirle que el tiempo es una ilusión, lo mismo que el principio y el fin. “¡Que corta es la vida humana, que frágil, tan insignificante”! Me dice usted … ¿y yo? ¿Acaso yo soy corto?, ¿soy fragil?, ¿soy insignificante?
Este sudra no vibra con nada ni con nadie ¡No quiere hacerlo! No le atrapan los placeres de la vida, no le convencen y con el tiempo le asquean. ¡Ese es su mayor secreto! Que no le ilusiona nada, pero eso, no es razón de menos sufrimiento y el costo es grande: la desconexión con lo mundano pero a la vez, la conexión con la esencia de las cosas, que no son otra cosa que ausencia de objetivo y ausencia de sentido.
Pero volviendo al principio (al principio, al principio), que asco el poder y no el poder hacer, sino el poder obligar, el poder reprimir, el poder explotar al débil, el poder del dinero, el de la apariencia. Pero vuelva, vuelva no al principio sino en si, y grave ...que si usted ya no pueda distinguir entre el hombre real y el que no lo es, solo guarde silencio y escúchele, por lo general el que es real sufre, y mucho.
Es tiempo de decir, que esta enfermedad me carcome, pero no me mata. Hay veces que ya no lo soporto, no soporto este dolor que infecta mi sangre y me pudre el corazón. No soporto esas voces que retumban rugientes en mi cabeza, que predicen a quien se niega a ser predicador.
Tan grande es el dolor que solo el olvido le detiene. Eso y trabajar, y trabajar, y trabajar…
Ya es hora de meditar y en el OM MANI PADME HUM rogar “¡Oh eternidad libérame ya de estas pesadas cadenas de transmigrar y transmigrar. Y si esto es un sueño, quiero despertar…
Fezt
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